Olhe o Degrau Jardim Nakamura
La quinta acción de la iniciativa Olhe o Degrau tuvo lugar en una escalera situada en Jardim Nakamura, en la zona sur de São Paulo. El equipo de Cidade Ativa trabajó con la comunidad local y recibió apoyo de la Fundación HealthBridge de Canadá y de ONU-Habitat a través de una convocatoria de propuestas del Programa de Espacios Públicos Mundiales (GPSP), financiado por Block by Block, entre marzo y agosto de 2018.
El sitio elegido para el proyecto fue una escalera en la calle Agamenón Pereira da Silva, ubicada en una de las principales calles del barrio y junto a la escalera del Colegio Público Oscar Pereira Machado que recibió la intervención en 2016. La escalera elegida para esta nueva acción es utilizada como atajo para que la población acceda a los servicios locales y a las paradas de autobús, pero hay poco uso de espacio para actividades de permanencia, como encuentros y recreo.
Las primeras colectas y análisis de datos realizados en abril de 2018 indicaron como principales problemas la falta de mantenimiento, la acumulación de residuos y la escasa iluminación pública. Para responder a estas demandas, el equipo de Cidade Ativa buscó el apoyo de la comunidad escolar local (estudiantes, padres y empleados de E.E. Oscar Pereira Machado, principalmente), asociaciones de barrio, artistas locales y de la municipalidad local de M’Boi Mirim. La co-creación y el compromiso de la población y otras organizaciones fueron fundamentales para que las necesidades de la comunidad estuvieran representadas en la transformación de la escalera.
Con el objetivo de dar voz y herramientas a los niños en el proceso, a finales de mayo de 2018 se realizó un taller de tres días con unos 40 estudiantes del E.E. Oscar Pereira Machado. La actividad inicial de reconocimiento del espacio tuvo lugar a través de Bonde a Pé, dirigida por el Instituto Corrida Amiga y Cidade Ativa. Posteriormente, parte de ellos participaron en el taller de Minecraft y desarrollaron propuestas para la intervención: instalación de bancos, mesas y papeleras, plantación de árboles y construcción de canteros, pintura de paredes y pisos, cambio de iluminación, implementación de un paso peatonal, entre otros.
En el último de los tres días hubo una actividad abierta con la comunidad, en la que los líderes locales y los residentes del barrio fueron invitados a una fiesta en la escalera, con un picnic, actividades de pintura y poesía para los niños, aplicación de los “paneles interactivos” y otras actividades lúdicas. Este momento fue importante para que la población pudiera aprovechar el espacio de otra manera y realizar su potencial como espacio recreativo. Para el equipo de Cidade Ativa, era hora de recoger datos, hablar con la gente y entender sus demandas e ideas para transformar el espacio.
Luego, el equipo tradujo la información recopilada en todas las etapas y las opiniones compartidas en un proyecto final, aprobado por la comunidad local y los estudiantes que participaron en el taller de Minecraft. La articulación con el gobierno local (municipalidad local de M’Boi Mirim) también fue fundamental, ya que parte de las acciones necesarias son su responsabilidad de implementación, como la señalización de seguridad vial y la reparación del piso y las paredes.
En el primer fin de semana de agosto, el gran día de intervención reunió a artistas locales del Ciclo Social Arte, responsables por el graffiti en las fachadas de las casas (con apoyo de AkzoNobel Brasil con la donación de tintas); Zoom Urbanismo, Arquitectura y Design, responsable de la producción e instalación de mobiliario urbano (mesa de picnic, bancos y tobogán) junto con la comunidad; Novas Árvores Por Aí para la construcción de jardines de drenaje en los nuevos canteros; Cidade Ativa en la coordinación general de actividades y pintura de las paredes asistida por estudiantes de E.E. Oscar Pereira Machado; la familia Nakamura y otros voluntarios de diferentes regiones de la ciudad participaron en las actividades.
A finales de agosto, se llevó a cabo una nueva recopilación de datos sobre el terreno basada en la metodología aplicada al inicio del proyecto, para evaluar el impacto de la intervención. Con muchas más personas utilizando el espacio a lo largo del día (hablando, descansando o jugando) y un mayor mantenimiento por parte del municipalidad local, el espacio se mantiene más limpio. Además, la gente ahora se siente totalmente segura al pasar por el lugar, el escenario opuesto al inicio de la acción. El proceso de construcción colaborativa fue fundamental para generar un monitoreo constante del espacio y para que la comunidad pudiese apropiarse de este espacio público.